El reflejo de tus ojos.


(para celebrar mis sesenta y uno)

"Entonces descubro que mi vida tiene sentido cuando se refleja en tus ojos, porque cierro los míos y te veo con total claridad."          

Hace más de una década inicié esta costumbre de escribir para el día de mi cumpleaños una nota que he compartido con amigos a los que me habría gustado tener cerca en una gran fiesta. Lo entendí como una fiesta virtual, toda vez que el océano impedía tales encuentros. En estos escritos suelo celebrar lo que he aprendido durante ese año de vida, es una reflexión en la que comparto, no sólo  mi forma de ver la vida sino el modo como he aprendido a integrar las diferencias surgidas del intercambio con los demás. Hoy, en medio de circunstancias excepcionales que quiero mencionar para que en un futuro no me olvide, celebro que he llegado a mis sesenta y un años.

Hoy es un día claro y soleado, las nieblas que se suceden llevan la pátina de la declaración de un estado de emergencia debido a un virus desconocido que obliga a refugiarse en casa y a mantener una distancia física con cualquier otro ser humano.

Eso me hace pensar que la confianza en nosotros mismos y en los demás es lo que nos mantendrá unidos. La confianza, la fe en los otros es algo que me ha ocupado buena parte de la vida para poder entenderlas y ejercerlas. He comprendido que no tiene nada que ver con la confianza ciega, origen de toda decepción, es la confianza que viene desde el tú a tú, el cara a cara entre las personas que se estiman.
Porque confiar en mí mismo es el mismo acto que me hace confiar en el otro y para hacerlo es necesario conocerme bien, saber de lo que soy capaz y de lo que no, decir sí o no según se requiera y por supuesto, vivir en paz conmigo misma como fruto de esta acción. No me guardo nada. Cuando lo hago sufro, y si me hago daño a mi misma irremediablemente sé que se lo estoy haciendo a un tercero, es decir incomodo a uno de los invitados de esta fiesta que es la vida.
Si lo vemos desde esta perspectiva un virus, una declaración de amor, un paseo, una emoción son situaciones que requieren de la presencia del otro para que cobren su sentido pleno: sea contagiar, amar, divertirse, o vivir, tanto da, sin el otro no soy nadie.
Hoy quiero celebrar lo importante que sigue siendo quien esté, ha estado o estará a mi lado. Hoy quiero celebrar la grandeza del ser humano porque sé que en medio de todas sus mezquindades, cuando brilla puede opacar al más oscuro corazón.
Gracias por venir y compartir conmigo este día.

Rayda Guzmán

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