Quedarte en casa o... ¿quedarte solo?
Marzo 27, 2020. "Terraza" |
"La soledad siempre nos encara con una sola imagen: la que nos devuelve el espejo"
Dicen que una tercera parte del planeta está en sus casas
confinada por una emergencia viral. Cabe pensar, entonces qué pasa con el resto
que no lo está: algunos no podrán salir debido a la guerra, el hambre o, sencillamente,
porque no tendrán adónde ir. Otros serán nómadas por definición y por tanto
también estarán confinados en su nómada andar. Imagino a otros en medio de la
selva sin saber si están confinados o no, sí, esa vastedad ha de ser del tamaño
de su soledad.
Al fin los centros comerciales están vacíos, al parecer la
maquinaria que nos distrae de nosotros mismos se ha parado. Todos hacen un
esfuerzo por olvidar cuál era su vida antes de hoy: se quedan inventando
aficiones o tratando de descubrir nuevas aptitudes, pero la soledad del tú a tú
los increpa. Se miran al espejo por primera vez sin el fin de estar bien para
alguien, entienden que ese que está ahí es él mismo, el de siempre,
probablemente el que cada mañana sale de casa a la carrera. La imagen burlona
que copia todos sus movimientos le recuerda que hoy luce para sí misma y no es
como siempre, hoy tiene tiempo para comparar cómo era ayer, hoy tiene tiempo
para memorizarse y así poder volver a examinarse mañana.
A través de este pequeño impasse cotidiano trato de
describir lo que más duele, molesta, asusta o reconforta del confinamiento:
verse cara a cara consigo mismo. Quedarse en casa implica quedarse en compañía
del uno mismo tan lejano y tan cercano. Seamos sinceros, no es que echemos en
falta a los amigos, porque no los hemos perdido, tampoco echamos en falta
nuestro trabajo, pero si la rutina que cotidianamente nos obliga a salir de
nosotros. Echamos de menos el teatro social en el que gustosamente y con mucho
arte desempeñamos nuestro papel.
Dicen que se necesitan veintiún días para adquirir un
hábito, si no ofrecemos resistencia es muy probable que la aceptación de ser
quienes y cómo somos se convierta en uno de los más hermosos regalos que nos
deje esta crisis. Estar con uno mismo, aún en contra de nuestra voluntad nos
enseñará a entender defectos y virtudes, y sobre todo a entender mejor a aquellos
que hoy, pensamos, nos hacen tanta falta.
Ese silencio que tanto molesta, esa sensación de no hacer lo
que 'se debe', se llama introspección y sólo se alivia dejando que te conduzca
al lugar adonde nunca debió ser confinada.
Cada día se puede establecer la meta de adquirir un buen
hábito, pero son contadas las ocasiones en las que el hábito nos busca como
meta.
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