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La felicidad y prudencia

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Cuando soy feliz, nada me importa ¿Si nada me importa, cómo sé que soy feliz? R.Guzmán Señal, 16x24, monotipia s/papel  Conozco a mucha gente que no soporta la navidad pero al mismo tiempo conozco a mucha gente a quienes les encanta. Es difícil tomar partido porque se trataría de estar, o en el bando de los aguafiestas o en el bando de los festivos. Y cabe la posibilidad de que algunos, como es mi caso, no nos sintamos ni en un bando ni en otro porque sencillamente no nos gustan los bandos. Escribir sobre este asunto en plena efervescencia navideña resulta un tanto incómodo, porque las reflexiones aleccionadoras también acaban hartándonos: cambiemos los valores de la navidad, seamos mejores personas, no vivamos sólo lo material y a la vez no olvide comprar su regalo, ni salir a la calle para participar en las diversas manifestaciones comerciales-tradicionales. Particularmente me sucede que la navidad tiene un efecto nostalgizante para mí. Recuerdo siempre

El arte mueve, conmueve, emociona, impresiona, suscita…

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  “Ese instinto de la libertad, vuelto latente a la fuerza –ya lo hemos comprendido-, ese instinto de libertad reprimido, retirado, encarcelado en lo interior y que acaba   por descargarse y desahogarse tan sólo contra sí mismo: eso, sólo eso es, en su inicio, la mala conciencia ". Friedrich Nietzsche, La Genealogía de la moral  Claude Monet, 1840–1926, Lirios de Agua, (1916) óleo sobre tela, 2007 x 4267 mm Estaba frente a una hermosa obra de Monet, Lirios de Agua (1916). Hace unos dos metros por cuatro, y es absolutamente grande, fresca, casi expresionista. Tiene un aire triste por esos grises, verdes, azules. Relaja la delicadeza de sus colores y la imprecisión del trazo que se deslíe… se mezcla… provoca. Creo que las palabras jamás le hacen justicia a lo que conmueve: esa cosa indescriptible que llega profundamente al interior de la mente y la memoria y hace saltar las lágrimas sin que se pueda hace

Paseando entre ideas

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Pasear –respondí yo– me es imprescindible, para animarme   y   para mantener el contacto con el mundo vivo. Robert Walser, El Paseo Árbol, 2015. Acrílico s/ papel Cuando paseas entre la literatura sobre creatividad descubres tácticas para mantener tu mente en forma, cosa que considero interesante. Siendo crítica, como soy, me gusta hacer conexiones entre la literatura más dispar y la filosofía pues considero, casi tautológicamente, que en el principio todo se puede reducir a un pensamiento formal, bien razonado y a una tradición que vigiló siempre por el cuidado del alma como lo es la filosofía. Entre las prácticas de creatividad aparece el paseo, tener devoción por las rutas, la observación y el caminar. Para los seres humanos de la antigüedad, por ejemplo, caminar era el único modo de moverse de un lado a otro en la vida cotidiana cuyas dimensiones eran mucho más humanas que las actuales. Vale decir que ninguno se habría planteado ir cada día de Esparta a Atenas,